Empezamos de cero, de nuevo.
Sabiendo lo que ya sabíamos.
Que un nuevo virus
nos puso el mundo boca abajo.

El año acababa de empezar.
Sin saber lo que nos iba a conceder.

Puntos blancos cayeron del cielo.
Uno a uno.
Dejando a Madrid en una postal navideña.
A una media España cubierta.

Lo bonito fue captar una nevada monumental.
Volver a ser niños, volver a jugar.
Recreando muñecos que pronto desaparecerían.
Lanzando puños llenos al aire.
Reviviendo todo lo que un día se vio en las películas.

Lo feo vino después.
Una meseta incomunicada.
Gente saliendo a la caza a los supermercados.
Un campo sepultado de nieve.
Animales, desconcertados,
incluso sin vida, que
no vencieron a las adversidades.

No prevenimos nada, como siempre.
La nieve llegó avisando.
Pero nos dejamos cautivar por ver nevar.